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La Plata, Buenos Aires, Argentina
Educadora Certificada Internacionalmente de MASAJE INFANTIL *Asistente en Rehabilitación Infantil y Estimulación Temprana. *Especialista Certificada en prematurez dentro de la UCIN y fuera de ella. *Especialista en Contacto Intrauterino y vínculo de apego *Especialista en Crianza y Sostén Familiar *Representante de la RELACAHUPAN - Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y el Nacimiento-en la ciudad de La Plata *Membro de la Asociación Argentina de Masaje Infantil 58 nº790 e/10 y 11 La Plata Tel.: (0221)484-5803 Celular: (0221)155791025 e-mail: schmidtsilvia@hotmail.com

viernes, 20 de julio de 2007

El Vínculo Afectivo entre Madre e Hijo



EL VINCULO AFECTIVO ENTRE LA MADRE Y EL HIJO
por Guadalupe Trueba



"Durante los primeros seis meses de vida, el bebé tiene los rudimentos de un lenguaje
de amor. Es el lenguaje del abrazo, de la mirada, de la sonrisa, de las comunicaciones
de placer y molestia. Este es el vocabulario amoroso antes de que se pueda hablar de amor.
Dieciocho años más tarde, cuando se enamora por vez primera, cortejará a su pareja
a través del lenguaje de los ojos, de la sonrisa, de la expresión de su amor y el goce
del abrazo. En estas declaraciones de amor usará frases como "Cuando por primera vez
nos abrazamos" y, naturalmente, creerá que recién ha inventado esta canción de amor.

El lenguaje rudimentario del amor en el bebé es innato. Está ahí, programado, pero debe ser despertado por su madre. Las manifestaciones de amor que la madre tiene para con su bebé deben ser iniciadas lo antes posible, desde el momento mismo en que nace.
La necesidad del bebé de recibir atención amorosa por parte de sus padres tiene un origen biológico . La mera supervivencia no hace a nadie un ser humano completo. El lactante necesita la estimulación del amor a través de los sentidos: tacto, vista, oído.

"Después del nacimiento la madre y el niño son todavía una unidad psicológica y una estrecha
relación entre ellos es tan importante para el desarrollo, como lo fue la más primitiva conexión con
el feto; pero nuestra cultura ha perjudicado la naturaleza instintiva de la mujer. La madre debe tener la certeza de que su cariño es biológicamente necesario para el desarrollo del bebé."

Tres circunstancias afectan básicamente la manera como se inicie la relación afectivamente la madre con su bebé y que comienza mucho antes del nacimiento:
1° Durante el embarazo.- Aún antes de conocerlo, la embarazada se imagina y fantasea con el hijo por nacer. El nacimiento obliga a la madre a comparar entre el bebé real que ha nacido y el de sus sueños, fantasías y expectativas. Si la realidad y las expectativas son congruentes, el apego o vínculo afectivo se inicia muy pronto después del nacimiento. Si en cambio, realidad y expectativas son diferentes, la madre primero tiene que resolver la pérdida de sus fantasías y expectativas.
2° Durante el parto.- La manera como se desarrolla el evento del nacimiento y la experiencia gratificante o no de esta experiencia para la mujer, puede interferir en el proceso del apego o vínculo materno-infantil. La sensación por parte de la mujer de haber tenido control sobre los acontecimientos durante el nacimiento, permite que inmediatamente después de que nace el hijo, entre verdaderamente en un estado de éxtasis y esto ayuda a la nueva madre a sentir confianza en su capacidad de crianza para con el hijo y la relación afectiva se inicia con mayor facilidad. Si en cambio, el evento del nacimiento no cubre sus expectativas y lo vive como un proceso violento y dramático en el que ella es un mero objeto del cuidado médico-hospitalario, en el que adicionalmente se le separa del hijo sin permitir un contacto temprano y prolongado, el apego se inicia tardíamente.

3° Durante el postparto.- Los investigadores Klaus y Kennel han demostrado que inmediatamente después de nacido, el bebé tiene un período muy sensible de alerta que dura aproximadamente una hora y que permite iniciar el vínculo afectivo temprano con su madre. Si se cuenta con una madre alerta y despierta a la que se le permite sostener a su bebé en los brazos para darle la bienvenida, acariciarlo y manifestarle su amor, se aprovecha este período de sensibilidad inicial para el establecimiento de este fundamental requisito en la relación madre-hijo: el apego. Este período sensible puede verse como el período de consolidación de la conducta maternal.

La interacción entre la madre y el hijo inmediatamente después del nacimiento no es solo satisfactoria para ambos, sino que también es fisiológicamente necesaria.

Los investigadores han descubierto que la visión del recién nacido desencadena el mismo repertorio de comportamientos afectivos en el padre que en la madre: también el padre hace ruiditos, contempla a su hijo y le habla y sonríe con naturalidad. Si se le da oportunidad, el hombre puede ser tan "maternal" como la mujer, protector, generoso, estimulante, receptivo a las necesidades de su hijo y cuidadoso.

GUADALUPE TRUEBA, LCCE, FACCE, CD (Dona)

Guadalupe Trueba es educadora perinatal certificada por Lamaze International, Miembro del Consejo de Educación de Lamaze International, Doula certificada por DONA, Coordinadora de la Especialidad en Educación Perinatal de la Universidad Anáhuac en la Ciudad de México y ha dedicado más de 25 años de su vida profesional en la salud integral de las mujeres y sus familias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el articulo, muchos saludos desde Argentina!

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